En el mundo de las terapias holísticas y energéticas, donde lo sutil, lo invisible y lo espiritual se entrelazan, sorprende ver cuántas veces seguimos atrapados en creencias rígidas sobre lo que “se puede” o “no se puede” hacer.
Hay quienes piensan, por ejemplo, que si practicas Reiki no deberías usar el tarot o incluso el péndulo. O que si canalizas energía a través de un sistema, eso excluye otros caminos como la cartomancia, la lectura de registros o las terapias cuánticas.
Y lo cierto es que todo eso... son creencias. Solo eso: creencias. No son leyes universales escritas en piedra. No son verdades absolutas. No son mandatos divinos.
Son simplemente sistemas de ideas que hemos heredado, escuchado, aprendido o repetido, muchas veces sin revisar desde dónde vienen ni si realmente nos hacen bien.
Y esto es importante decirlo con amor y firmeza, porque muchas personas sienten un llamado interior —auténtico, profundo— a combinar herramientas, a integrar caminos, a explorar lo que su alma recuerda…
pero se frenan porque alguien les dijo que “no se puede”, que “eso no es Reiki puro”, que “no estás siendo coherente”.
Pero ¿coherente con qué?
¿Con lo que dicta una corriente externa?
¿O con lo que tu alma te susurra por dentro?
La verdadera coherencia nace cuando vives en alineación con lo que tu alma necesita experimentar para evolucionar.
Y a veces eso implica abrirte a un lenguaje simbólico como el tarot.
O trabajar con frecuencias más elevadas como en una canalización.
O conectar con la medicina energética de otras culturas que también resuena contigo.
Nada de eso te aleja del Reiki.
Te enriquece. Te complementa. Te expande.
No vinimos a encajar en cajas.
Vinimos a recordar quiénes somos… y eso muchas veces implica recuperar herramientas de otras vidas, dones antiguos, memorias de alma.
¿Y si fuiste cartomante en otra encarnación?
¿Y si canalizabas símbolos antes de que existieran los sistemas que hoy llamamos “oficiales”?
¿Y si ahora estás despertando esos recuerdos no para dividirte, sino para integrarte?
Reiki es una vía preciosa, amorosa, profunda.
Pero no es un dogma cerrado, y eso es lo que siempre transmito a mis estudiantes de Reiki.
Es energía universal. Y por definición, la energía universal no excluye: unifica.
Quien te diga que si haces Reiki no puedes tocar otras herramientas energéticas, te está hablando desde una creencia, no desde la fuente.
Porque lo verdadero siempre suma.
Y cuando eliges desde el corazón, desde la intención clara, desde el respeto y la luz…
no hay herramienta que reste. Solo hay caminos que se cruzan para ayudarte a recordar tu propósito.
Así que no tengas miedo de mezclar si eso es lo que tu alma te pide.
No te limites si lo que resuena contigo es la integración.
Y no dejes que las ideas de otros apaguen tu autenticidad.
Hazlo todo desde el corazón.
Con presencia. Con ética. Con alma.
Y todo —absolutamente todo— será medicina.
Con mucho amor, Vane
