Cuando el Alumno supera al Maestro

Cuando el Alumno supera al Maestro

Desde la visión del Dr. David Hawkins, todo en la vida vibra en un determinado nivel de consciencia. Su mapa de la consciencia (que va desde los niveles más bajos como la vergüenza o el miedo, hasta los más elevados como la paz, la alegría y la iluminación) nos ofrece una herramienta poderosa para observar el mundo, nuestras relaciones y también… a quienes consideramos nuestros maestros.

Durante mucho tiempo hemos creído que quien enseña, guía o dirige a otros automáticamente posee una consciencia más elevada. Pero eso no siempre es así. De hecho, en muchas ocasiones, sucede lo contrario: hay personas que se colocan en el rol de autoridad desde el ego, el control o la necesidad de validación. Aparentemente dominan un discurso espiritual, energético o formativo, pero en su fondo emocional, vibran desde niveles de consciencia como el orgullo, el deseo o incluso el miedo.

¿Qué ocurre entonces con sus alumnos?

Muchos alumnos o aprendices no logran conectar con estas enseñanzas porque, aunque no puedan explicarlo racionalmente, sienten que algo no vibra. Perciben que detrás de las palabras del maestro no hay coherencia, no hay campo. Y es que, según Hawkins, el nivel de consciencia no se transmite con la mente ni con la palabra: se transmite con la energía, con la presencia.

Por eso, un alumno puede estar en un nivel vibracional superior al de su maestro, y eso puede generar incomodidad, confusión o incluso una sensación de desilusión. El alumno intuye que hay algo más, pero al no recibirlo del maestro, siente un vacío o una desconexión.

No se trata de juzgar al maestro, sino de desarrollar discernimiento. La verdadera espiritualidad no va de seguir a alguien ciegamente, sino de elevar la consciencia hasta el punto en que sepamos reconocer qué nos expande y qué nos limita.

Un maestro verdadero no impone, no controla, no necesita ser reconocido. Sostiene un campo tan coherente y tan elevado que simplemente inspira, transforma, y eleva. Su presencia sana, incluso sin palabras. Y no porque “sepa más”, sino porque vibra más alto.

La consciencia no se disfraza

Podemos estudiar mucho, memorizar conceptos, repetir discursos o practicar técnicas… pero el campo energético no miente. Cada uno vibra donde está, y la verdadera enseñanza surge desde ahí.

Por eso, hoy más que nunca, es esencial que no entreguemos nuestro poder a ciegas. Que no idealicemos a quienes se presentan como “sabios” si su energía no es coherente. Porque no hay nada más triste que apagar nuestra luz solo porque el maestro teme que lo superemos.

Aprender a reconocer el nivel de consciencia de las personas que nos guían es parte de nuestro propio camino evolutivo. A veces, honrar tu propia expansión implica dejar atrás enseñanzas, referentes e incluso comunidades. No por arrogancia, sino porque ya no vibran contigo.

Recuerda: el verdadero maestro vive dentro de ti. Y si estás en un punto donde sientes que sabes más de lo que recibes, quizás sea momento de empezar a compartir desde tu propia verdad.

Cuestiona y observa

Vane

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