Una vez, una gran amiga me dijo una frase que se me quedó grabada en el alma: "Cuando te permites lo que mereces, atraes lo que necesitas."
Y quizás hoy te invito a leer estas palabras no solo con la mente, sino con el corazón bien abierto, porque puede que tú también estés esperando…
Esperando a sentirte merecedora.
Esperando a estar preparada.
Esperando a tener la validación de alguien.
Esperando a que algo externo te diga que ya puedes, que ahora sí es el momento.
Pero la vida no funciona así.
La vida no te va a dar el permiso.
Ese permiso te lo tienes que dar tú.
Lo que muchas veces no vemos, es que estamos viviendo bajo techos de cristal. Límites invisibles, sutiles, que parecen reales… pero no lo son. Límites que hemos heredado, absorbido o aprendido, y que nos hacen creer que no podemos, que no es para nosotros, que no es el momento.
Y ahí te quedas. Esperando sentirte merecedora para dar el paso.
Pero el merecimiento no es una emoción que aparece mágicamente, es una energía que se activa cuando te permites actuar. Cuando, a pesar del miedo, eliges moverte, decides tomar lo que deseas, te regalas lo que quieres, apuestas por ti.
Ahí, justo en ese salto al vacío, pasa algo poderoso:
Rompes un techo de cristal.
Y cuando lo rompes, la vida lo ve.
El universo lo reconoce.
Tu alma lo siente.
Y entonces, algo cambia:
La energía del merecimiento se despierta.
Y con ella, llega lo que necesitas. Lo que te sostiene, lo que te impulsa, lo que te abraza.
Porque sí, la vida siempre te sostiene cuando decides confiar en ella.
No tienes que esperar más. No tienes que sentirte perfecta.
Solo necesitas dar el paso, aunque tiemble todo dentro de ti.
Ese paso, aunque pequeño, es un grito de merecimiento.
Y ese grito resuena en el universo como un faro, atrayendo justo lo que tu alma estaba esperando.
Así que hoy, si hay algo que deseas, no esperes a sentirte lista.
Hazlo. Atrévete. Regálatelo.
Rómpelo.
Porque cuando te permites lo que mereces, aunque aún no lo sientas del todo, estás abriendo el canal para recibir lo que realmente necesitas.
Y créeme…
La vida responde. Siempre responde.
Con muchísimo amor, Vane 💜