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¿Eres un deudor energético y no lo sabías?

¿Eres un deudor energético y no lo sabías?

¿Alguna vez te has preguntado por qué, de repente, el dinero parece esfumarse sin razón aparente? ¿Por qué aparecen imprevistos, multas, objetos que se rompen, pagos que no esperabas? Tal vez la causa no esté fuera, sino en el equilibrio sutil de tu energía con el universo.

Vivimos en un mundo sostenido por leyes universales que operan más allá de lo que vemos. Una de ellas es la del dar y recibir. Esta ley, aunque invisible, mantiene el orden energético de la vida. Pero cuando no la respetamos, cuando tomamos sin ofrecer nada a cambio, quedamos en deuda. No una deuda financiera, sino una deuda vibracional: una deuda energética.

Hay personas que, sin darse cuenta, viven desde esta lógica inconsciente: “como eres amigo”, “porque somos familia”, “si lo haces con amor, deberías regalarlo”. Y sí, claro que el amor es dar... pero el amor también es equilibrio. Y cuando alguien toma constantemente sin dar, aunque no lo perciba, se convierte en deudor del universo.

El universo no castiga, pero sí compensa, porque está siempre buscando armonía. Y esa compensación a veces llega de formas inesperadas: un gasto imprevisto, una avería, una pérdida, un robo, un desgaste. Y muchas veces no entendemos por qué nos pasa, pero la verdad es que todo lo que recibimos sin conciencia, la vida nos lo hará devolver de alguna manera.

Del otro lado, también está quien da sin medida, sin establecer un intercambio justo. Personas que ofrecen su energía, su tiempo, su conocimiento… y sienten que no reciben nada a cambio. ¿Y sabes qué ocurre cuando das sin recibir? Que tu campo energético se vacía, se agota, y empieza a atraer más vacío. Porque estás rompiendo el equilibrio. Estás enseñándole al universo que no necesitas que la energía retorne a ti.

La energía es circular. Lo que das, vuelve. Pero también lo que tomas sin dar, se cobra.

Este no es un llamado a dejar de ayudar ni a cobrar por todo, sino a actuar con consciencia. Si alguien te ofrece un servicio y no puedes pagarlo con dinero, busca cómo honrarlo. Agradece con un intercambio justo, con un favor, con un gesto. Cierra el ciclo. Dale al universo una señal clara de que sabes respetar la energía que recibes.

Y si tú eres quien ofrece, recuerda: poner límites también es amor. Cobrar por lo que das con amor no es egoísmo, es honrar tu tiempo, tu formación, tu energía.

Así que la próxima vez que recibas algo, pregúntate: ¿cómo puedo devolverlo al universo?

Y si das algo, pregúntate: ¿estoy abriendo el camino para que esta energía regrese a mí con gratitud?

La ley del dar y recibir no es solo una creencia espiritual, es una forma de vivir desde la abundancia, la dignidad y el merecimiento.

Piénsalo, Vane

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