• Inicio
  • Blog
  • Por qué a veces no sientes la energía al hacerte Reiki (y por qué eso también está bien)
Por qué a veces no sientes la energía al hacerte Reiki (y por qué eso también está bien)

Por qué a veces no sientes la energía al hacerte Reiki (y por qué eso también está bien)

Una de las preguntas más comunes cuando mis estudiantes comienzan su camino con el Reiki es:

“¿Por qué no siento nada cuando me hago autotratamiento? ¿Lo estaré haciendo mal?”

Y lo primero que quiero decirte es esto:
No estás haciendo nada mal.
Sentir o no sentir no define la profundidad ni la efectividad del Reiki.

Cuando trabajamos con energía, entramos en un plano que va más allá de los sentidos físicos. Pero también es verdad que cada persona vive y percibe ese plano de forma completamente única, dependiendo de muchos factores que ahora te voy a compartir.

Algunas personas sienten calor, hormigueo, presión, movimientos internos o emociones que afloran casi desde la primera vez que se aplican Reiki. Y otras, en cambio, sienten muy poco o casi nada… al menos al principio.
Pero eso no significa que no esté ocurriendo nada.
Significa que cada cuerpo, cada historia y cada campo energético necesita su propio tiempo y forma para abrirse.

Una de las primeras razones por las que puede no sentirse la energía es porque la mente está demasiado presente. Si hay expectativas, comparaciones, dudas o juicios del tipo “esto debería sentirse así”, “no lo estoy haciendo como toca”, “a fulanit@ le pasa y a mí no”, el canal se bloquea. No porque el Reiki no fluya, sino porque tú mism@ estás interfiriendo con tu necesidad de controlar o comprobar.

Otra razón puede estar en la desconexión corporal. Muchas personas han vivido tanto tiempo fuera de sí mismas, tan enfocadas en la mente o en lo externo, que cuando vuelven al cuerpo, no saben aún cómo habitarlo con presencia real. El cuerpo necesita reaprender a sentirse. Y eso no pasa en una sola sesión. Es un proceso.

También puede ocurrir que el campo energético esté muy saturado, muy lleno de capas densas o antiguas que necesitan primero ser suavemente disueltas antes de que el sistema nervioso pueda percibir con claridad. En estos casos, el Reiki está trabajando igual, y profundamente. Solo que lo está haciendo como un susurro que limpia desde adentro… aunque tú no lo sientas aún con intensidad.

Y por supuesto, hay quienes sienten poco porque simplemente no están aún entrenad@s en sentir lo sutil. Pero esa capacidad se desarrolla. Como quien afina el oído para escuchar música clásica. Como quien aprende a leer entre líneas. El lenguaje de la energía es silencioso, sutil, pero constante.

Por eso, si al hacerte Reiki no sientes nada, no lo tomes como una señal de que no sirve o no está funcionando. Tómalo como una invitación a confiar. A soltar el juicio. A sostener la práctica sin necesidad de resultados inmediatos. Porque el Reiki no se mide por lo que sientes, sino por lo que transforma en ti con el tiempo.

Habrá un día —te lo aseguro— en el que, casi sin darte cuenta, sentirás el calor en las manos.
O una emoción brotará sin saber de dónde.
O una zona del cuerpo se activará.
Y entonces comprenderás que el Reiki siempre estuvo ahí.
Sólo necesitabas confiar antes de sentir.


Con Cariño, Vane


Te puede interesar
Cerrar X