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¿Por qué la abundancia no llega a tu vida?

¿Por qué la abundancia no llega a tu vida?

¿Alguna vez te has preguntado por qué, a pesar de todo lo que decretas, afirmas y trabajas en ti, la abundancia parece esquivarte?
Hoy quiero hablarte desde el corazón… porque quizás lo que te está bloqueando no es la falta de merecimiento, ni siquiera la falta de acción… sino algo más sutil: el miedo a recibir.

Sí, miedo a recibir.
Y puede que al leer esto sientas que no es tu caso. Pero déjame llevarte a una pequeña reflexión...

¿Cuántas veces te has sentido incómoda cuando alguien te da un elogio?
¿Cuántas veces has respondido con un “no hacía falta” cuando alguien te regala algo?
¿O cuántas veces has rechazado un abrazo, una ayuda o un cumplido porque “no quieres molestar” o “no lo necesitas”?

Estas pequeñas situaciones que parecen inofensivas, en realidad hablan de tu relación con el recibir. Y si no sabes recibir lo simple, lo pequeño, lo cotidiano… ¿cómo esperas que llegue lo grande?

El universo es espejo. Y lo que tú vibras, es lo que él te devuelve. Si tú rechazas lo que la vida te da (por más mínimo que sea), el mensaje energético que estás enviando es: “no quiero recibir”. Y entonces, aunque afirmes, visualices, medites, y hagas mil rituales, no hay coherencia. Tu energía dice una cosa, pero tus actos vibracionales dicen otra.

Recibir es un arte. Y también es un acto de humildad, de apertura y de confianza. Cuando te permites recibir un abrazo sin excusas, un regalo sin sentirte en deuda, un halago sin pensar que hay una intención detrás, estás abriendo las compuertas de tu corazón... Y esas compuertas también son las de la abundancia.

La abundancia no es solo dinero. Es tiempo, amor, belleza, bienestar, salud, oportunidades, gozo. Y todo eso empieza por permitirte recibir lo que la vida ya te quiere dar.

Así que hoy te invito a observarte. ¿Cómo reaccionas cuando te ofrecen algo?, ¿Te lo permites o te cierras, te justificas, lo minimizas?

Hazlo diferente la próxima vez. Di “gracias” sin más. Recibe el gesto, la palabra, la energía… y observa cómo, poco a poco, ese simple acto comienza a transformar tu campo energético.

Porque cuando te abres con sinceridad a recibir, le estás diciendo al universo:
“Estoy lista. Estoy preparada. Me lo permito. Gracias.”

Y entonces, la abundancia llega.
No por magia, sino por coherencia.

Ábrete a recibir, Vane

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