Si alguna vez has recibido una terapia energética (ya sea Reiki, péndulo hebreo, sanación cuántica, entre otras) y después has notado un cansancio inusual, emociones a flor de piel o incluso síntomas físicos como dolor de cabeza o malestar corporal, déjame decirte algo muy importante: no es que la terapia no haya funcionado, al contrario… eso significa que el proceso se ha activado.
Esto es lo que llamamos una crisis curativa o crisis de sanación.
¿Por qué ocurre?
Toda terapia energética mueve información. Y como todo lo que somos es energía condensada, la energía estancada (ya sea emocional, mental o incluso de memorias antiguas) comienza a reacomodarse, a liberarse o a salir a la superficie para ser vista, sentida, y finalmente, sanada.
Ese proceso de liberación no siempre es “bonito” en lo inmediato. A veces puede implicar remover capas que llevaban años ahí, como cuando haces limpieza profunda en casa: primero se levanta el polvo… pero luego todo queda más claro, más limpio y más ordenado.
La analogía del fisio: cuando el cuerpo habla después de soltar
Una forma muy clara de entenderlo es lo que les cuento a mis consultantes: imagina una sesión con el fisioterapeuta.
Cuando tienes nudos o tensiones musculares y vas al fisio, probablemente salgas aliviada, pero luego pasas un par de días con molestias, incluso dolor. ¿Por qué? Porque tu cuerpo está reajustándose. El fisio ha trabajado profundamente los tejidos, los ha desbloqueado y ahora el cuerpo necesita tiempo para reorganizarse, soltar toxinas y reequilibrarse.
Lo mismo sucede con una terapia energética. Nosotros trabajamos sobre tu campo sutil, sobre la energía que está en tu cuerpo, pero los efectos se sienten también en lo físico, emocional y mental. Es como si hubiéramos disuelto los nudos energéticos que estaban sosteniendo una carga que ya no necesitas… y por eso, puedes sentirte un poco revuelta antes de volver al equilibrio.
¿Cuánto dura la crisis curativa?
No hay una respuesta exacta. Algunas personas no sienten ninguna molestia, otras pueden sentirla unas horas, uno o dos días, y en ocasiones un poco más, dependiendo del proceso que se haya movido.
Pero algo importante: siempre es temporal, y forma parte del camino hacia una versión más alineada de ti misma.
¿Qué hacer durante esos días?
Escucha a tu cuerpo. Descansa si lo necesitas.
Bebe mucha agua. Ayuda a liberar las toxinas físicas y energéticas.
Permítete sentir. No reprimas emociones que surjan.
Confía en el proceso. Tu alma sabe exactamente lo que está haciendo.
Y si estás en pleno proceso…
Recuerda que no estás sola. Si has recibido una terapia conmigo y estás atravesando tu propia crisis curativa, estoy aquí para acompañarte, contenerte y darte las herramientas necesarias para que ese tránsito sea más amoroso y consciente.
Mi propósito como terapeuta energética es ayudarte a liberar aquello que no necesitas más, guiarte para que puedas recordar quién eres, y caminar contigo en tu proceso de sanación.
Porque la verdadera sanación no siempre es cómoda, pero siempre es liberadora.
Con amor, Vane
