• Inicio
  • Blog
  • Sanamos cuando escuchamos lo que el cuerpo está diciendo en silencio
Sanamos cuando escuchamos lo que el cuerpo está diciendo en silencio

Sanamos cuando escuchamos lo que el cuerpo está diciendo en silencio

A veces el cuerpo grita lo que la boca calla. Una dolencia, una tensión, una enfermedad… no siempre son solo problemas físicos. Muy a menudo son el resultado de emociones no expresadas y de creencias inconscientes que llevamos cargando sin darnos cuenta.

Desde la mirada energética, cada parte del cuerpo vibra en una frecuencia determinada. Y cuando algo en nuestra vida nos desequilibra emocionalmente —ya sea una tristeza profunda, un miedo no reconocido o una culpa antigua—, esa vibración se distorsiona. Lo que al principio es solo un pequeño bloqueo energético, si se mantiene en el tiempo, puede llegar a manifestarse como un síntoma físico.

Pero aquí viene algo todavía más profundo: detrás de esa emoción, hay una creencia que la sostiene. Por ejemplo, si alguien vive con miedo constante, probablemente en su inconsciente hay una frase activa como “el mundo no es seguro” o “no tengo control sobre nada”. Si hay una sensación de tristeza crónica, puede que la raíz sea “no merezco ser feliz” o “si muestro lo que siento, me abandonan”.

El cuerpo no se equivoca. Solo responde.

Por eso, trabajar con el péndulo en este plano es tan potente. Porque no se trata solo de detectar un chakra en desequilibrio o un sistema alterado. Se trata de ir al origen vibracional, a esa emoción atrapada, y preguntarnos:


¿Qué creencia está manteniendo esta emoción viva dentro de mí?

Cuando lo hacemos con humildad, con presencia y sin juicio, comienza la verdadera sanación. Porque ya no estamos tapando síntomas, sino liberando información estancada. Porque dejamos de tratar al cuerpo como enemigo, y empezamos a escucharlo como el sabio que realmente es.

Sanar no es solo tomar algo y esperar que desaparezca el malestar. Sanar es mirar hacia adentro, reconocer, sentir, liberar… y reescribir.

La próxima vez que sientas un dolor persistente o una incomodidad física, pregúntate:
¿Qué emoción estoy evitando? ¿Y qué historia me estoy contando que la mantiene viva?
Puede que no encuentres la respuesta de inmediato, pero el solo hecho de hacerte esa pregunta… ya abre la puerta a un cambio profundo.


Con amor, Vane

Te puede interesar
Cerrar X