• Inicio
  • Blog
  • ¿Te pagan con indiferencia después de darlo todo?
¿Te pagan con indiferencia después de darlo todo?

¿Te pagan con indiferencia después de darlo todo?

¿Alguna vez te ha ocurrido que das y das a una persona (le haces favores, estás disponible, ayudas sin pedir nada a cambio) y, sin embargo, esa relación termina con ingratitud, distancia o incluso una pelea?

Es como si cuanto más das, más se alejara la otra persona. Como si de repente, esa persona a la que tanto ayudaste se volviera ingrata o incluso te señalara como si tú fueras el problema.

Y entonces te preguntas: ¿Cómo puede ser que después de todo lo que hice por esta persona, acabe así?
La respuesta no es emocional, sino energética. Y tiene todo que ver con el equilibrio entre el dar y el recibir.

Cuando damos en exceso, sin permitir que el otro también pueda aportar algo a la relación, sin darnos cuenta estamos generando una descompensación ,una deuda emocional.

Sí, quizás tú no esperas nada a cambio. Pero eso no significa que el otro no lo sienta.

Cuando alguien recibe demasiado sin poder compensarlo de alguna forma (ya sea con agradecimiento, con reciprocidad, con apoyo emocional o simplemente con presencia) comienza a sentir una incomodidad interna, incluso sin saber por qué.

Y entonces sucede algo: en lugar de acercarse para equilibrar, esa persona se aleja.

¿Por qué? Porque se siente en deuda.
Y como no sabe cómo saldarla, opta por evitarla.
Porque seguir recibiendo sin poder devolver, duele.
Porque nadie quiere sentirse inferior o incapaz frente a alguien que da constantemente.

¿Y qué hace entonces esa persona?

Muchas veces, sin ser consciente, esa persona genera una excusa para romper el vínculo:
una discusión sin sentido, una crítica fuera de lugar, una reacción inesperada.
Y otras veces, simplemente, desaparece.

No es que no te quiera. No es que no valore lo que hiciste.
Es que se siente tan pequeño frente a tu entrega que la única salida que encuentra es huir.
Alejarse para dejar de sentir esa deuda crecer.

Dar es hermoso, pero si no está acompañado de un equilibrio, puede generar rupturas.
Dar sin abrir espacio para recibir, sin permitir que el otro también se exprese y aporte, convierte la relación en algo unidireccional. Y lo unidireccional, tarde o temprano, colapsa.

Por eso, a veces es más sano no darlo todo.
Es más sabio dar y permitir que el otro también tenga su espacio para mostrar quién es, para aportar, para agradecer, para equilibrar.

Porque incluso el amor necesita equilibrio.
Porque las relaciones verdaderas no se construyen desde el sacrificio, sino desde el intercambio.
Y porque muchas veces, al dejar de dar tanto, permites que el otro se acerque.

Este artículo no es para que dejes de ser generoso.
Es para que seas consciente de cómo das, cuánto das y desde dónde das.

¿Das desde el amor? Perfecto.
¿Das desde el miedo a que se alejen? ¿Desde la necesidad de ser valorado? ¿Desde la culpa?
Entonces es momento de mirar más profundo.

Porque dar con consciencia, con límites, con espacio para el otro, es una de las formas más puras de amar. Y también una de las más sostenibles.

¿Te ha pasado algo así? ¿Te has sentido alejado de alguien a quien lo diste todo?
Y si este artículo te resonó, compártelo con quien necesite entender que a veces, dar menos... es amar mejor.

Con amor, Vane

Te puede interesar
Cerrar X