El otro día, mientras hacía una terapia de limpieza y reajuste energético, el testaje sobre presencias de magias reveló un resultado más común de lo que nos podemos imaginar: dió positivo en AUTOMAGIA. Esto tiene que ver con las acciones y pensamientos negativos que, sin darnos cuenta, dirigimos hacia nosotros mismos. Este descubrimiento me impulsó a reflexionar más profundamente sobre cómo nuestras propias elecciones pueden estar afectando nuestras vidas de maneras que a menudo atribuimos a fuerzas externas.
Antes de continuar, es importante aclarar qué entendemos por magia negra. Tradicionalmente, la magia negra se refiere al uso de prácticas esotéricas con la intención de interferir o someter la voluntad de otra persona sin su consentimiento. A menudo involucra rituales o hechizos que buscan controlar, dañar o manipular a otros para beneficio propio, actuando en contra de los principios éticos de libertad y respeto por el individuo. Si bien es un tema serio y respeto profundamente las creencias de cada uno, es crucial discernir entre lo que es una influencia externa y lo que es autoinfligido.
¿Alguna vez has sentido que todo a tu alrededor parece ir mal y automáticamente piensas que algo externo debe estar influyéndote?
Es común que muchas personas que vienen a consulta expresen preocupaciones sobre ser víctimas de energías densas o incluso de magia negra. Hoy quiero invitarte a considerar una perspectiva diferente. Quizás, más que influencias externas, lo que realmente está jugando un papel crucial aquí son nuestras propias acciones y decisiones.
¿Te has detenido a pensar que podrías estar haciéndote una especie de "auto magia negra"?
Sí, suena inusual, pero reflexiona sobre esto: ¿Cuántas veces actuamos de maneras que no nos benefician? Considera estos comportamientos:
- Autocrítica excesiva
- Procrastinación
- Sobrecarga de compromisos
- Compararte con los demás
- Permanencia en relaciones tóxicas
- Consumo excesivo de alcohol o uso de sustancias
- Auto-sabotaje
- No poner límites
- Autocastigo
- Apropiarte de lo que no te corresponde.
- Involucrarte en relaciones con personas que ya están comprometidas.
La lista podría seguir, pero lo importante aquí es reconocer cómo nuestras propias acciones pueden estar creando un ciclo de negatividad que regresa a nosotros, tal como un boomerang.
La ley universal de causa y efecto nos enseña que cada acción tiene una reacción, y todo lo que enviamos al universo eventualmente encuentra su camino de vuelta hacia nosotros. Es esencial, entonces, mantenernos en conexión con nuestro espíritu y ser moderados con nuestras emociones más intensas.
¿Cómo romper este ciclo kármico?
- Permanece conectado con tu ser interior: Ya sea que lo llames tu espíritu, tu Cristo interno, o simplemente tu mejor yo, es crucial buscar un equilibrio emocional y espiritual.
- Aprende a dejar ir tus emociones: En momentos de ira o frustración, intenta tomar un momento para observar, sentir y dejar ir. La meditación y la reflexión pueden ser herramientas poderosas.
- No permitas que las circunstancias externas te desestabilicen: Muchas veces, las situaciones difíciles o las acciones de otros intentan sacarnos de nuestro centro. Mantén tu enfoque y no te dejes llevar por provocaciones.
Recuerda, somos los arquitectos de nuestra realidad. Cada segundo de nuestra vida es una oportunidad para construir o destruir. Ser consciente de nuestras acciones y decisiones diarias es el primer paso hacia una vida más plena y positiva.
Tomar control de nuestras vidas significa aceptar responsabilidad por lo que nos ocurre, tanto bueno como malo. Al hacerlo, no solo mejoramos nuestra situación personal, sino que contribuimos a un mundo más armonioso y comprensivo. ¿Estás listo para tomar las riendas de tu vida y romper cualquier cadena de negatividad que te ate? ¡Hoy es un buen día para empezar!
Con cariño, Vane